viernes, 15 de agosto de 2008


Los toros



- Onde sea grande lo bejuqueo, va´ver – gritó Mulito, fregándose el pellizco en las costillas. El torero reía. Eran dos niños antes de la corrida.
- Se dice cuando. Y garrotiar, que pareces
peruano.
- ¡Y si de Tumán vengo!
Iban siguiendo el tintineo de las llaves por el corredor a oscuras. El portero los precedía con la circunspección de un monje, iniciando el ritual de esa tarde en la Ciudadela ecuatoriana.
- Ni caso. De donde naces, no de donde vienes, debes parecer, Mulito.
- Ah, de Gijón, entonces. Me trajo Don Rómulo, con sus petates.
- Don Rómulo, eh –gruñó el torero.
- Como le va, el mismísimo portero de la plaza Monumental. No me enñude que yo sé quién soy, ño´Miguel.
- ¿Y a qué vino el Don...?
- A laborar en el cortijo de Mende...
- Méndez. Riveira Méndez, será.
- Como le digo. Va´criar los toros, que al otro se le empastan.
- Y tú, ¿en qué serás específico?
- ¡Ah! Me mandarán gavillar, va´ver.
- ¿Dónde está tu madre, Mulito?
- ¿Onde va´estar? Muerta, dice Don Rómulo.
- ¿Y tu padre?
- Perdido. ¿Onde va´estar?
Callaron. Las llaves cuchichearon en la cerradura. Mulito, el aprendiz, lo miró como a un prócer encarnado. Miguel, el torero, presintió la impaciencia creciendo desde la planta de su pie derecho, el que solía atrancar para hacer molinetes y pases extraordinarios, y aquella manoletina encantada que despertaba hurras y aplausos. Giró el tobillo para relajarlo. Méndez. Méndez había traído esos toros. Los goznes chillaron y la puerta se abrió como una noticia. No iba a doblar así nomás.
- Y menos ahora...
- ¿Ora qué, ño´Miguel?
- Que voy a ser padre.
- Uyyy... Mejor gavillar, ¿no?
- Yo qué sé.
- Nadie sabe, dice Don Rómulo.
- No, nadie.
- Puro susto, va´ver.
- Sí... Pero hoy es la última, Mulito.
- ¡Ño´Miguel corta un rabo esta tarde!
- Dios te oiga.
- Amén.

1 comentario:

  1. María Helena,
    Mucha suerte con el blog!
    Te leí, medio a la ligera, pero tenés pasta. Muy bueno el relato del escorpión. Me gustó también la poesía de la niña.
    Bienvenida al mundo blogger.
    Saludos, desde algún rincón de nuestra sufrida, pero amada Buenos Aires.

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